Las 6.000 entradas que se pusieron a la venta se agotaron rápidamente, en un espectáculo peculiar que cada vez cuenta con más aficionados.
El Drifting es una especialidad en auge que arrastra una legión de incondicionales seguidores, y esto se pudo comprobar en el trazado madrileño, que no presentaba un aspecto como el de este fin de semana, en lo que a afluencia de público se refiere, desde antes del confinamiento por la pandemia. Organizado por la empresa Volrace, y bajo el auspicio de la Real Federación Española de Automovilismo, este certamen se afianza como uno de los más atractivos para un público diferente al de las habituales carreras, pero igualmente amante de la gasolina y la adrenalina. En el circuito madrileño se juntaron los mejores especialistas nacionales y una buena representación de pilotos foráneos, entre los que los franceses fueron los más numerosos.
Tres son las categorías que componen este certamen. La iniciación parte de la categoría Street, los vehículos menos preparados, que mantienen muchas de las características de los modelos de serie, como el motor o la configuración mecánica. Adrián Udrea, Roberto Peinado y Alejandro López
La categoría SEMI PRO, con potencia limitada a 500 CV el espectáculo es de igual manera soberbio. A la final llegaron Marc Blanco y Cristian Espinosa, “Atila”, siendo este último el ganador de la misma. El tercer puesto del podio, lo consiguió Pol Carrión.
Los más poderosos y desarrollados son los participantes en la categoría PRO. Las posibilidades de preparación son muy extensas, y el límite de potencia esta por debajo: no pueden tener menos de 400 CV. Son, evidentemente, los más espectaculares, pilotados por los más experimentados pilotos. El francés Laurent Cousin fue el ganador, después de llegar a la final en la que se impuso por un margen muy estrecho a nuestro campeón Joan Caballer, ambos conduciendo dos evolucionamos Nissan 200SX. El tercer puesto en el cajón fue para Rodrigo Martín, “El Gallo”, el piloto hispano argentino con su espectacular BMW naranja.
En la categoría Elite, participan todos los pilotos que lo deseen, independientemente de su grupo. El veredicto del público es el mas determinante en este apartado, que se disputa a una sola vuelta y en el que la espectacularidad en la conducción es el factor más determinante. Alexandre Benito fue el ganador.
Paralelamente a la competición del Drift, en el Jarama se celebró una Drag Race, prueba de aceleración al estilo americano. Fue en la recta de meta y en sentido inverso, y allí concurrieron numerosos vehículos de muy diferente procedencia, y con potencias y prestaciones muy destacables. Entre los más curiosos, un Ibiza bimotor con más de 600 CV de potencia que ha construido el piloto y preparador alcarreño Tomás Adrián. No faltaron tampoco la concentración de deportivos y coches preparados que también despertó la curiosidad de los numerosos asistentes, así como numerosas tiendas y puestos de repuestos, accesorios, meschandising y una larga lista de objetos a la venta.