Ahora mismo, de verdad que no sé con cuántos pilotos diferentes he corrido en mi vida, sé que son más de 40, eso seguro, pero no tengo una cifra exacta

Desde el corazón de Barcelona escribo esta crónica mediada el mes de octubre. Me encuentro aquí realizando las labores habituales de acoplarme a las notas de mi piloto para el Rallye de Catalunya, el joven boliviano Bruno Bulacia, en sustitución de su copiloto habitual, Marc Martí, que se encuentra realizando la Carrera Panamericana en México. Estos días de acostumbrarme a las notas de Bruno, y acomodar la simbología y la forma de cantar las notas, me hacen recordar que no hay nunca un sistema ni único ni ideal de notas. Cada individuo, cada piloto, es un mundo, y una forma distinta de describir y de ir dando y recibiendo la información del recorrido en los tramos cronometrados.

Pero voy por partes. En la crónica de septiembre ya dije que estaba a punto de correr un rallye al volver de Grecia con Jaume Pons, el padre de Xevi. Era el Rallye de La Llana, en Ripoll. Lo preparamos con muchas ganas, pero nos traicionó la mecánica de nuestro BMW E30 en el primer tramo, justo a los 8 kilómetros de la salida y en una especial tan bonita como es Coll de la Merolla. Fue una pena, pues Jaume preparó el rallye con las mismas ganas y motivación que un chico de 25 años. Espero que en los próximos meses nos podamos quitar el amargor de ese abandono corriendo algún otro rallye de Clásicos de Velocidad. Tras dicho rallye en Cataluña, por cierto excelentemente organizado y con mucho público, centré mis fuerzas en hacer deporte y en ir viendo vídeos onboard de Bulacia para ir entendiendo y asimilando sus notas, tanto las valoraciones de las curvas como de los metros. Esa es una cosa que hago por las mañanas cuando tengo buen margen entre un rallye y otro, como es este del que hablo, prácticamente tres semanas.

Por supuesto, otra parte importante es cuidar el tema de la preparación física, que en mi caso se centra fundamentalmente en correr, como bien sabéis. Pero al volver del Rallye de La Llana lo cogí con tantas ganas, llegando incluso a doblar entreno dos jornadas (es decir, un entreno por la mañana y otro por la tarde), que acabé lesionándome. Donde vivo tengo un grupito de entrenamiento que más o menos intentamos coincidir, dos chicas, Carmen y Mari Paz, y un chico, Hugo, lo que hace los entrenos muy llevaderos, y sobre todo cuando un día está uno cansado o con falta de motivación ya está el compañero para corregirle. De todas maneras, esa lesión me hizo parar cuatro días en los que solo me dediqué a andar, y al volver he tenido que estar con una rodillera, corriendo primero poco y ya luego lo normal, para evitar reproducir la lesión y sobre todo venir aquí al Catalunya en plenitud de facultades y bien de peso y preparación.

Ahora mismo me queda un día de seguir probando notas, y de aquí marchamos a Castellón, a tramos que yo hice en el Rallye de la Cerámica de 1992 y 1999, con mucho agarre y miles de curvas, donde, junto al equipo Toksport, esperamos hacer un buen trabajo de puesta a punto. Después ya nos dirigiremos a Salou para comenzar la semana propia del rallye. Esperamos hacer un buen papel. Ahora mismo, de verdad que no sé con cuántos pilotos diferentes he corrido en mi vida, sé que son más de 40, eso seguro, pero no tengo una cifra exacta. Pero siempre son experiencias nuevas y en las que no solo aprendes a cantar unas notas nuevas. También te empapas de otra forma de ver las cosas, en este caso la de un chico muy joven como es Bruno. Incluso aprendes cosas como la música que escucha, muy parecida a las playlists que escuchaba el año pasado Fau Zaldívar cuando entrenábamos.

Hablando de música, sigo progresando poquito a poquito con mi profe, Nieves. Me cuesta mucho ponerme al piano, mucho más que ponerme a la guitarra, pero, sin duda, esto de la música, los tiempos, los ritmos, los silencios, el pentagrama, todo, me está sirviendo para mejorar y mantener la concentración en los rallyes. Sí, a mis 54 años.

 

Nº 1777 (Noviembre, 2022) 

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