Manejo varios escenarios, siendo uno de ellos el que, a diferencia de 2021, quizá corra con más de un piloto a lo largo de la temporada

Despedí mi presencia en Paraguay este año con la disputa del Rallye de Itapúa, con epicentro en la ciudad de Encarnación, al margen derecho del Río Paraná, frente a la ciudad argentina de Posadas. El rallye estuvo muy bien organizado y siempre recordaré esta edición por la enorme tormenta que se desató justo cuando comenzaba el Shakedown el jueves a mediodía. Jamás en mi vida había presenciado una tormenta de tamaña virulencia, ni siquiera una que padecí en mi época de Seat Sport en el año 1999 durante unos tests que hacíamos en Castellón (ya se sabe que el Mediterráneo cuando se pone bravo es más bravo y traicionero que el Cantábrico). Pues aun así la tormenta del jueves 25 de noviembre en Encarnación fue mucho más intensa; según me contaron, las tormentas en zonas rodeadas de ríos caudalosos son mucho más violentas que las que se desarrollan en zonas costeras.

El rallye, para lo que es el formato de Paraguay, era bastante largo, con unos 30 kilómetros cronometrados durante el viernes, dejando el plato fuerte para el sábado, en torno a 100 km. Los tramos de esta zona de Itapúa, unidos a los de Carmen del Paraná (enclave donde ya he disputado dos carreras) y a los del Rallye Colonias Unidas que disputamos en julio, vendrían a ser la base para poder acoger una prueba del Mundial. No es un secreto que la FIA estuvo inspeccionando estas zonas hace pocos años, con vistas a una posible fecha en territorio paraguayo. Creo que no quedarían defraudados, ya que los recorridos, los comisarios, el entusiasmo del público y la gran involucración de todos los estamentos del país, junto a la gran cobertura que hacen los medios de comunicación, harían de una fecha paraguaya en el WRC una cita obligada en el calendario del Campeonato del Mundo. De hecho, cuando pase toda la preocupación de la pandemia, sería genial y plenamente asumible el poder disputar la fecha de Argentina, y dos semanas después la prueba de Paraguay (o a la inversa). Con link de chasis y motores, como ocurre por ejemplo en citas como Portugal y Cerdeña.

Hablando ya de la parte que me concierne, muy posiblemente cuando tengan ustedes esta revista entre sus manos yo ya sabré con quién y en qué campeonato correré este interesante 2022. Lo que está claro es que estoy escribiendo estas líneas en unos días de conversaciones con varios pilotos y equipos. Otra cosa que está clara también es que tengo más motivación que nunca para seguir corriendo en rallyes muchas temporadas más, y en el mejor nivel posible. Manejo varios escenarios, siendo uno de ellos el que, a diferencia de 2021, quizá corra con más de un piloto a lo largo de la temporada.

Hace unos días estuve haciendo unos tests con Gil Membrado, la gran esperanza/realidad de los rallyes españoles. Me impresionó su nivel y le preparé una sorpresa: una vez que le modifiqué o mejoré sus notas en castellano, por la noche en el hotel se las traduje al inglés, y al día siguiente, ya en el coche de carreras, se lo conté, le pareció muy bien y comenzamos a rodar con el mejor idioma que existe en el mundo para cantar y escuchar notas. Además, es mucho más fácil de entender para cualquier medio de prensa de cualquier país del mundo, también para todos los aficionados de cualquier rincón de la Tierra que vean una onboard y, mucho más importante que todo eso, resulta muy útil para el futuro de Gil: se asegura que a lo largo de su larga y ojalá que exitosa carrera deportiva tendrá disponibles a cientos de copilotos de nivel.

 

Nº 1767 (Enero, 2022)

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