Teo Martín empresario, preparador, jefe de equipo, piloto y sobre todo mente inquieta y despierta para buscar nuevos proyectos, nos concedió esta entrevista que se puede leer completa en el número 1.783 de AUTOhebdo SPORT.
Mecánico a la fuerza con 16 años, piloto por vocación, mecenas por ilusión y, sobre todo, empresario y emprendedor. La vida de Teo Martín ha pasado por multitud de episodios, a cada cual más interesante, casi siempre relacionados con la competición y el automovilismo. Repasamos algunos de esos episodios en esta entretenida entrevista.
Fotografía: Jorge BRICHETTE
Viendo por redes sociales un pequeño video de Teo Martín junto a Pedro de la Rosa y Antonio Lobato, y a su lado, un Lancia 037 ex Markku Alen y su nueva adquisición, un Kimera EVO 37, recordaba que tuve la suerte de entrevistar al ahora empresario en su “mansión museo” de MSI unos días antes que se hiciera con una de las 37 unidades de esa réplica del mítico Lancia 037. Por entonces, Teo nos comentaba que los coches son un negocio, un día compras uno muy caro, y a los x años se ha revalorizado y multiplicado su precio por 3, 4 ó 10, como el caso de uno de los Ferrari que vendió y cuyo beneficio le sirvió para comenzar el proyecto MSi Motor & Sport Institute.
Pero, vamos a lo que nos ocupa. ¿Quién es Teo Martín y cómo su figura ha pasado por toda una escalera de puestos, ocupaciones, oficios, actividades? Lo lógico es empezar por el principio, ¿no? Pues vamos a ello…
Como si fuera ayer mismo, Teo Martín recuerda aquellos años y nos cuenta que hace ya más de 50 comenzó su relación con los coches, “Me fui de voluntario a la mili con tan solo 16 años y allí dije que era oficial de primera de mecánica, y en realidad no tenía ni idea. Solo mucha ilusión por aprender y las ganas de hacer cosas con coches. Fui el conductor del comandante y por las tardes iba a aprender a un taller. Nunca fui un Julián Piedrafita, ni mucho menos, pero me defendí con la mecánica. En realidad fue en mayo de 1976 cuando empecé a trabajar con los coches en serio. Me fui a una subasta y me compré mi primer 124 que estaba, por cierto, completamente destrozado. Lo reparé, vendí y con lo que me saqué compré otros dos, y esos fueron mis inicios”.
De comprar y vender unos pocos y baratos coches, a montar un negocio fue todo en uno, casi de seguido. Nadie podría haber pensado que aquello hubiera sido tan fácil, y aunque no lo fue, si que lo pareció, “Cuando compramos un pequeño terreno en San Martín de la Vega comenzamos con las carreras, montando primero un negocio de compra-venta y reparación de vehículos. Por entonces en España apenas había material, sobre todo de coches de importación, así que los que nos gustaban los teníamos que conseguir en las subastas en el extranjero. En San Martín de la Vega teníamos algunos coches que habíamos llevado desde Villaverde, donde habíamos empezado, y eran los que utilizábamos para piezas, y fue por entonces cuando los clientes nos preguntaban por algunas cosas que necesitaban, así que pensamos que podía haber negocio”.
Entre compras, negocios, transportes de material y relación con marcas como Renault, a Teo le picó el “gusanillo” de la competición y, ¿por qué no? También se puso el casco y el mono para empezar a competir, “En el año 1981, más o menos, ya pudimos comprar un camión para ir a recoger los coches al extranjero, y como nos gustaban tanto las carreras fui a ver a Bernard Tramont para decirle que teníamos grúa y que podíamos colaborar, así que cogimos el equipo oficial Renault, y también podíamos llevar otros coches a los circuitos, lo que surgiera. En 1982 empezamos a levantar cabeza, a pesar que no se vendía mucho, pero las cosas en general estaban mucho más baratas que ahora, así que me fui a Francia y le compré a Oreca dos Fórmula Martini F3 que habían corrido allí y les reconvertí para que pudieran hacer la Fórmula Nacional en España. Fue entonces cuando yo empecé a correr”.
De compra-venta a piloto
Como dijimos al principio, los años iban dando oportunidades a este emprendedor y visionario que se adelantaba a los acontecimientos y a su tiempo. Entrando la década de los 80, la compra-venta de coches ya representaba solo una pequeña parte de sus actividades, y pronto se puso el casco para pilotar, y también comenzó a echar una mano a otros pilotos que lo necesitaban, “Era ya una época en la que ya comenzaba a ayudar a algún piloto, pero te digo que en pesetas era una ayuda que hoy se consideraría de risa, 50 pesetas. En el 83 corrí la Fórmula Nacional también, pero solo hacía las carreras que podía por tiempo o porque me gustaran mucho, mi trabajo era incuestionable y estaba por encima de mi afición. Ese año hubo una gran riada en Valencia y, con gran ayuda de Adrián Campos, compré todos los coches que se habían “ahogado” en una campa, unos cuantos Seat Fura entre ellos, de los que algunos cedí para que corrieran en la Copa que había por entonces. En una de las carreras de ese año, llegando a meta, Tucho Cutillas hizo un trompo en Le Mans, yo le adelanté y me puse primero, pero entrando en meta se me gripó el coche haciendo un trompo y los dos que venían detrás no me pudieron esquivar y tuvimos un accidente allí los tres del equipo. Civera no pudo correr por las cervicales en las siguientes carreras, y yo me llevé ese coche a un rallye en Alcalá de Henares y eso me encantó, me lo pasé en grande. Me acordaré siempre que ganó Carlos Sainz, con el Renault 5 Turbo, León de Cos segundo con el Porsche y tercero Fernando Medina con un Opel Ascona, yo estaba allí entre el montón con mis 27 años mirándolos y pesando, ¡os vais a enterar para las próximas carreras”, con la vista puesta en mejorar de coche”.
Oyéndole relatar esas peripecias, esas anécdotas y de tomar algunas decisiones que, con el paso del tiempo, podrían parecer destinadas al fracaso, todo lo contrario, su época en los rallyes le propuso un disfrute que seguramente no hubiera imaginado jamás, “Hablé con Alicio Romero, muy amigo mío, y le pregunté por los Talbot Sumbean que estaban a punto de “jubilarse” para dar paso a los Peugeot 205 T16. Le compré los dos que tenían, el coche con el que corría Antonio Zanini, y el muleto, una unidad que estaba bastante destartalada, pero con el que había corrido Toivonen. Luego hice con ese Talbot un montón de rallyes y de subidas por Madrid y por toda España. En la Subida Charra de 1984, en Salamanca, gané en mojado a los Fórmulas y a las Barquetas, creo que ese coche iba más rápido en mojado que en seco. A la semana siguiente fuimos a la Subida a Trasierra, del Campeonato de España, y terminé delante de muchos de los mejores y a escasos segundos de todo un Fermín Vélez. A finales de ese año pude comprar un coche que me encantaba, un Lancia 037 que fue de Jaume Pons, el padre de Xevi, un vehículo que yo había visto ya con Bernardo Cardín y me había impresionado. El Sumbean se lo vendí a Anibal Caro, que me quiso prestar el dinero para que yo pudiera comprar el 037. Yo le tenía mucho cariño a Anibal, y esto me recuerda lo que se podía hacer entonces, nada que ver con lo que hay ahora. Lo último que corrí fue en el 1985, dentro del Campeonato de España de Montaña, que gané con un Grupo B, y un año después en la Tierra. Después de eso ya “colgué” el casco y me centré en dirigir al equipo”.
Para saber más de Teo y MSi...
En el número 1.783 de AUTOhebdo SPORT del mes de mayo, podréis encontrar la entrevista entera a Teo Martín.
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