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Recientemente surgió una buena polémica por unas declaraciones de Fernando Alonso donde simpatizaba con Max Verstappen al identificar su lucha con Lewis Hamilton con algo similar a lo que tuvo que sufrir él en sus propias carnes en el pasado, cuando no luchas solo contra un piloto, sino contra todo el establishment británico que lo protege.

Como ocurre a menudo con todo lo que tiene que ver con el piloto asturiano, la cuestión se polariza de tal forma que todo acaba casi siempre en un blanco o negro, sin matices de ningún tipo, donde faltó tiempo para acusar al asturiano de quejica, de mal perdedor, etc.

La cuestión es que, más allá de lo oportuno o no de realizar estos comentarios, no le falta razón al fondo de lo que Fernando quiso expresar en aquel comentario. Es una absoluta obviedad que el automovilismo en general, y la Fórmula 1 en particular, es un deporte donde el peso anglosajón es descomunal en comparación con el resto del mundo. El siempre elocuente Luca Cordero di Montezemolo lo describió de forma brillante cuando un periodista inglés le reprochaba las ventajas y el supuesto favoritismo del que siempre gozaba Ferrari.

“Yo le invito -le decía Montezemolo al periodista inglés- a que le pregunte a cualquiera de los jefes de equipos ingleses cuánto de equilibrada y justa considerarían la Fórmula 1 si, en lugar de un promotor inglés (Ecclestone), un presidente de la FIA inglés (Mosley), el 80% de los equipos de la parrilla ingleses y la prensa dominante del mundillo como es la inglesa, todos ellos fueran de Italia, salvo apenas un equipo como el nuestro que estuviera en mitad de la Inglaterra rural. Estoy convencido de que se lo pensarían dos veces antes de acusarnos de jugar con ventaja”.

Y es que la situación es tal cual la describía Montezemolo. Si durante todos los años que el británico Charlie Whiting estuvo al frente de la dirección de carrera hubiera estado un italiano, ¿alguien puede dudar que los equipos ingleses habrían entrado en tromba, acusando al italiano de turno que estuviera en ese puesto de no ser neutral?

El peso de Gran Bretaña en el concierto del deporte del motor a nivel global ha venido descendiendo de un tiempo a esta parte. Ya no estamos en aquella situación en la que un piloto debía emigrar sí o sí al Reino Unido si quería llegar a algo. Hoy en día España tiene mejores circuitos, Alemania tiene una industria auxiliar casi al mismo nivel y Francia en cuanto a Rallyes y Raids va por delante tecnológicamente que Inglaterra, pero así y todo es indiscutible que, en general, alguien que no sea británico, ya sea piloto, técnico o especialista en marketing, tendrá que demostrar un plus para progresar en este mundo. Ante la duda, Inglaterra siempre barre para casa.

Hay un sector de la prensa británica, particularmente en la especializada, que siempre ha tenido un trato exquisito con Alonso. Dice mucho en favor de ciertos periodistas británicos que en la famosa polémica entre el piloto español y Lewis Hamilton no se posicionaran de forma descarada a favor de Hamilton y mostraran una admirable ecuanimidad. Pero todos sabemos que no es la norma.

¿Alguien recuerda las presiones a David Richards para que Colin McRae ganara el rallye de casa, aunque eso supusiera la pérdida del título mundial de Carlos Sainz con Subaru? En cualquier otro país no habría sido motivo de discusión: “El equipo es lo primero”, pero en Gran Bretaña las cosas se leen de forma distinta desde que Francis Drake atacaba a los galeones españoles regresando de América con su “Britain comes first”. A ver si ahora va a resultar que es un problema comentar lo obvio.

 

Nº 1763 (Septiembre, 2021) 

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