El piloto brasileño y el francés tuvieron dos encontronazos seguidos en el trazado japonés. El primero, en la temporada 1989, cuando compartían equipo en McLaren y luchaban por conquistar el título del Mundial de Fórmula 1.
Ayrton Senna y Alain Prost. Dos pilotos reconocidos a nivel mundial por su destreza y ambición en la cúspide del automovilismo, la Fórmula 1. Dos deportistas que coincidieon en los circuitos más exigentes del planeta e, incluso, compartieron equipo. En esas campañas en las que convivían dentro de una misma escudería, la tensión entre ellos creció de manera desmedida, alcanzando uno de sus mayores picos en el Gran Premio de Japón de 1989. Hace casi 35 años, llegaron a Suzuka inmersos en una igualada batalla por el título de campeón. Ninguno quería ceder ante su enemigo. La derrota les suponía mucho más que perder un entorchado.
En representación del equipo McLaren, el brasileño y el francés aterrizaban en suelo japonés con una sola intención, la de ganar. Senna no tenía otra alternativa para mantener sus opciones en el duelo por la corona. El de São Paulo, que había sido perserguido durante aquella temporada por los problemas de carácter mecánico, se adjudicó la pole position con suficiencia. Endosó cerca de dos segundos a su rival directo y se aseguró el puesto de salida óptimo para afrontar una carrera fundamental en sus aspiraciones. Pero Ayrton no aguantó demasiado al frente del pelotón. En la primera curva, el liderato estaba en las manos de Prost.
El galo materializó una arrancada perfecta. Reaccionó a la luz verde del semáforo a una velocidad altísima y se situó por delante de su vecino en el garaje de la formación británica. Prost, que venía de encadenar seis fines de semana en los que no había asumido el mínimo riesgo, sabía que debía cambiar su planteamiento y frenar la remontada de Ayrton. Y así lo demostró en los compases iniciales de ese domingo día 22 de octubre de 1989. Exhibiendo su versión más competitiva, abrió una diferencia de 4.8" en una docena de vueltas. Tras realizar la primera y, a la postre, única parada, su liderato seguía próximo a la frontera de los cinco segundos.
El stint final se convirtió en un desafío a ritmo de clasificación para Prost y Senna. Más de treinta giros en los que exprimirían las bondades del MP4/5 diseñado por Neil Oatley. Ayrton, que defendía su condición de vigente campeón, estaba obligado a adelantar a Alain. De lo contrario, diría adiós a cualquier posibilidad de prorrogar su estancia en el trono. Y el de Brasil encontró en los doblados a sus mejores aliados. Prost, conservativo a la hora de rebasarles, perdió toda su ventaja. Su, por aquel entonces, archienemigo ya aprovechaba los efectos del rebufo para no descolgarse del francés. Pero no encontraba la manera de ponerse por delante.
El momento de cruzar bajo la bandera a cuadros se acercaba y el orden entre Prost y Senna no cambiaba... hasta que en la vuelta 47 de 53, el brasileño apuró su frenada en la entrada a la última chicane. El resultado de la maniobra, el toque de los dos McLaren. Alain cerró la puerta a Ayrton y ambos quedaron detenidos al principio de la escapatoria. El natural de la localidad de Lorette se bajó de su monoplaza, pero el paulista reanudó la marcha. Eso sí, con daños en el alerón delantero que le forzaron a pasar por boxes. Con todo, terminó la carrera en P1 después de adelantar al Benetton de Alessandro Nanini a dos giros del final.
Los comisarios habían tomado nota del encontronazo de Prost y Senna. Su decisión, descalificar a Ayrton por reingresar en el circuito a través de una vía de escape. Ron Dennis, el mandamás de McLaren, envió una apelación al tribunal de la Federación Internacional de Automovilismo. Esa protesta no fructificó. Ayrton continuó con un cero en su casillero y Alain afrontaba el Gran Premio de Australia dos semanas después sabiéndose campeón. El de Francia compartía la alegría de su tercera corona con la de su anunciada marcha a la Sduderia Ferrari. No quería pasar ni un solo minuto más en una formación que consideraba que favorecía a su compañero.
Y en la siguiente edición del Gran Premio de Japón, aún defendiendo los intereses de estructuras diferentes, volvieron a saltar chispas entre Senna y Prost con un nuevo encontronazo. Esta vez, nada más apagarse el semáforo. También con el título en juego, brasileño y francés compartían la primera fila de la parrilla. Ayrton partía desde la pole, pero Prost respondió mejor a la luz verde y se situó al frente mientras se aproximaba a la frenada de la curva 1. Ahí, el de São Paulo se metió por el interior y golpeó directamente a su contrincante. Los dos acabaron en la grava, pero de ese percance salió Senna vencedor con la consecución de su segundo título.