AutoHebdoSport
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Mayo, 2022

Una tarde del pasado mes de marzo recibía una llamada de nuestro director, Juanma Fernández (“Ferrari” para los amigos), comentándome que estamos ante el 40º aniversario fundacional de nuestra querida revista AUTOhebdo SPORT y que, como único “superviviente” en el staff de aquel iniciático número 0, plasmara aquí las “memorias del abuelo” y algo así como el tránsito y evolución del deporte y la información.

Comenzando por lo último, mi incorporación a la revista fue una especie de traslado de la mano de su fundador y director, Luis Ramón Criado, de cuyo equipo ya formaba parte en “Velocidad”, también de grato recuerdo. Un trasvase que, de hecho, es bastante usual en los medios de comunicación; en mi caso, además de la amistad personal, me atrajo el argumento de dar máxima visibilidad a las competiciones de cada región.

Algún detallista observará que mi nombre no aparecía en el listado de colaboradores, sino el de Aythami Alonso, mi hijo mayor. En aquella época tenía una intensa actividad como copiloto de Medardo Pérez, y mi esposa, María del Pino Peña, como piloto. Por ello no me parecía coherente comentar a nivel nacional actividades en las que, de algún modo, éramos protagonistas.

Así fue hasta 1987, cuando Mari y yo dejábamos la competición, al mismo tiempo que se iniciaba Aythami. Y así volvíamos a la situación anterior, porque él aparecería como actor directo en los rallyes. Lógicamente, llegó el momento de firmar con mi nombre y terminar con una licencia temporal, sin otra importancia, creo, que el baile de nombres…

La dinámica informativa de AUTOhebdo SPORT me cautivó desde el principio, por ejemplo en la amplitud del espacio para las pruebas regionales, conociendo con detalle lo que acontecía en otras regiones, sus protagonistas, el tipo de vehículos y competiciones... En otro aspecto, pasar del blanco y negro al color…

Las crónicas de los primeros años se enviaban por correo urgente o mensajería, dependiendo de cada necesidad del momento. A finales de los 80 se implantó el fax, que servía para adelantar las crónicas. En los inicios de los 90 se produjo la expansión telemática, y cuando concluía esa década se generalizó la digitalización gráfica, que junto a la aparición del correo electrónico terminó por cambiar aquellos métodos iniciales, entre los que también cabe recordar el teletipo que se utilizaba en los tiempos de “Velocidad”.

“Canarias es tierra de rallyes” es un aforismo acuñado en la noche de los tiempos, quizá desde el primero que se organizaba en 1956. Y curiosamente la aparición de AUTOhebdo SPORT coincidió con la gran expansión de esta modalidad en la región, abanderada por el Rallye de Maspalomas, que en 1981 ya formaba parte del Campeonato de Europa, categoría después traspasada al Rallye El Corte Inglés, hoy denominado Islas Canarias.

También a principios de los 80, paralelamente al nacimiento de nuestra revista, se producía el movimiento conocido como “Mundialito Canario”, que era producto de la irrupción de grandes patrocinios a cargo de las marcas de tabaco, que inició de forma explosiva Winston, rápidamente contestada por Marlboro, Camel, Rothmans, Lucky Strike, Ducados, Fortuna, HB y no sé si se me olvida alguna tabaquera. La millonaria lluvia de patrocinios no “mojaba” solo a los pilotos, sino también a los organizadores, a las Federaciones y sus campeonatos, incluso a los medios informativos relacionados con la competición.

Así, en las dos islas principales, Gran Canaria y Tenerife, los pilotos punteros se hicieron con las monturas más actuales del momento, fundamentalmente de Grupo B, hasta el punto de que, junto con los coches llegados de fuera, en el Rallye El Corte Inglés de 1986 se contabilizaron 26 unidades, entre ellas varios Lancia 037, MG Metro 6R4, Ford RS200, Opel Manta 400, Ferrari 308 GTB y Renault 5 Maxi Turbo y Tour de Corse…

Hubo pilotos canarios que, además de su coche “gordo” para Rallyes de Asfalto, tenían también otra montura para los de Tierra, o alguna barqueta para Montaña. Todo ello lo fueron conociendo puntualmente los amigos lectores a través de estas páginas.

No me puedo olvidar de la Carrera de Campeones, desde 1992 con 12 ediciones en las que los aficionados disfrutaron de coches y pilotos mundialistas de todas las épocas, y en las que pude enorgullecerme de los éxitos de mi hijo Flavio en sus confrontaciones con rivales nacionales y extranjeros.

Pero todo tiene su fin, y el año 2002 se materializó la prohibición publicitaria del tabaco en el deporte, y el manantial económico se secó. Se incorporaron marcas de refrescos, las “telefónicas” de moda en el momento… Pero ya nada fue igual, porque las tabaqueras disponían de elevados presupuestos derivados de las ventas a los turistas, y de modo muy especial del masivo suministro a los barcos y las exportaciones, en el caso de las marcas con fábricas en las islas.

A la sombra de los Rallyes de Asfalto, en Canarias conviven otras modalidades: Rallyes de Tierra, Montaña, Rallysprints, Slaloms, Velocidad en Circuito y Regularidad Clásica. En gran parte, estas competiciones se nutren con vehículos procedentes de los rallyes, los que tienen una segunda vida, tercera y alguna más…

De todo ello han sido testigos los lectores de AUTOhebdo SPORT, pero no solo en el aspecto literario, sino también en el gráfico, y en este punto quiero mencionar a un pilar fundamental para mí: el compañero fotógrafo Orlando Yánez Hernández, que a lo largo de todos estos años también ha aportado las imágenes complementarias para las crónicas, tan importantes o más que el propio relato; en los últimos años, Sergio Betancort también suma sus trabajos desde Lanzarote. Y en sus personas hay que reconocer esta sacrificada labor que realizan tantos compañeros a lo largo y ancho de la geografía nacional, aguantando durante horas y horas todas las inclemencias meteorológicas imaginables y siempre con el mejor espíritu de servicio.

 

Nº 1771 (Mayo, 2022) 

Juan José Alonso Prieto

Uno de los precursores del automovilismo deportivo en Gran Canaria

*Las opiniones expresadas en esta columna son personales y no reflejan necesariamente la línea editorial de la revista.