Os escribo este artículo recién terminados los tests previos que hemos realizado en la zona de Baiao, cerca de Amarante, en el norte de Portugal. Ha sido nuestro primer contacto con el equipo Red Grey, y lo cierto es que las impresiones han sido muy positivas. A Portugal hemos llegado casi directos del Rallye de Paraguarí, en Paraguay, donde hasta el último tramo estuvimos luchando por la victoria contra Gustavo Saba y Fernando Mussano. Fue un rallye muy intenso, con una gran cantidad de espectadores; al contrario que en otras citas, para mí no fue una dificultad el calor, no olvidemos que allí en el hemisferio sur está ya avanzando el otoño, lo mismo que en Europa la primavera. Los tramos de Paraguarí en realidad compartían zona y hasta parte del recorrido con lo que fue el Rallye de La Colmena el año pasado. Es decir, zonas con muchos cambios de rasante, zonas estrechas, rotas y en general con ritmo muy alto.
Pero yendo hacia atrás en el tiempo, justo hasta donde se quedó la crónica del mes pasado, si recordáis os escribí a punto de tomar el avión a Argentina para disputar el tradicional rallye que fuese del Mundial, esta vez en versión más reducida y teniendo como centro neurálgico la ciudad de Mina Clavero. Para dicho rallye, se desplazó todo nuestro equipo paraguayo, MZR, por carretera desde Asunción. En total estuvieron como casi 15 horas “manejando”, como se acostumbra a decir en Sudamérica. Representaba también nuestra segunda experiencia con el nuevo Hyundai i20 tras el debut de finales de marzo en el Rallye Trans Itapúa.
Bien, nuestro ritmo fue muy bueno durante todo el rallye; digamos que éramos los “no argentinos” más rápidos, y eso nos dio mucha moral. De hecho, el último día estábamos en posición de luchar por el pódium, pero un problema con el alternador nos hizo retrasarnos varias posiciones hasta la octava plaza final. Para consuelo, pero realmente como golpe inmenso de moral, tuvimos el placer de realizar el mejor tiempo en el Power Stage, último tramo del rallye, que además se trataba del mítico Giulio Cesare, en versión bajada hacia Mina Clavero. Además, los líderes en ese momento, los argentinos Ligato y Cancio, estaban batallando por la victoria, lo que dio más valor si cabe al tiempo realizado en dicho tramo final.
Sin ganas de marear, pero siguiendo la tónica del año, tras ese mencionado Rallye de Argentina estuve cinco días en casa antes de volver a Sudamérica a correr el mencionado Rallye de Paraguarí, y tras este, y antes de llegar a los tests que acabo de terminar en Portugal, he pasado tan solo día y medio por casa. Cuando termine este Rallye de Portugal tendré escasas cuatro jornadas para preparar Cerdeña. Es la época más apretada del año; ya viene siendo así varios años en los que Portugal y Cerdeña están tan pegados en el calendario que no dan ningún respiro. Tengo un plan muy minucioso a seguir para justo cuando termine este Portugal. Lo que voy a hacer yo es lo que tiene que hacer cualquier copiloto, repasar las notas de años anteriores y transcribirlas, con los debidos cambios, a nuevos cuadernos.
El problema de Cerdeña es que siempre caen en la tentación de cambiar bastante el recorrido de cuatro tramos concretos que se desarrollan en un par de bosques y montes llenos de cruces y caminos que hacen que sea facilísimo que de un año a otro modifiquen sustancialmente el recorrido de una especial, por lo que ir encajando las notas de otros años con páginas en blanco para escribir las zonas nuevas, y hacer eso varias veces a lo largo del mismo tramo, hace del reciclaje de notas todo un arte. Así que me toca ser artista. En la próxima crónica de julio os contaré ya todo el desarrollo de los rallyes de Portugal y Cerdeña.
Nº 1772 (Junio, 2022)