Hasta el próximo 22 de marzo se puede visitar, en la sede de DME GT Club (calle del Dr. Aiguader núm. 5-7, Barcelona), la exposición de óleos del barcelonés Josep Domingo Santamaría.
Pinturas basadas en el automovilismo deportivo, la gran pasión de este singular artista, detallista y sensible como pocos. En la muestra se exponen 15 obras de diferentes formatos con motivos de lo más sugerentes, desde las épicas carreras de monoplazas de los años 50 –entre ellas las competiciones que se disputaron en Pedralbes–, pasando por los Sport-Prototipos de los 70 hasta la reciente victoria de Ferrari en las 24 horas de Le Mans de 2023.
Piloto en los años 80, Josep Domingo está rodeado en su estudio de caballetes, lienzos y libros históricos buscando siempre una nueva creación. Domingo tiene la capacidad de transportar a la tela toda la emoción que se respiraba en la época gloriosa del automovilismo deportivo, recreando con un innegable don una experiencia inolvidable que sobresale de su pasión por el motor y la delicadeza con la que utiliza el pincel.
Coches, pintura y arte
Josep Domingo: “Desde que me alcanza el recuerdo siento una gran pasión por las carreras de coches, creo que mi madre tuvo algo que ver con eso, ya que en casa hablábamos de que la gasolina corrió pronto por mis venas… El caso es que fui creciendo y mi afición me acompañó siempre, los coches eran –y son– mi gran obsesión, hasta el punto de que, después de presenciar en directo el G.P. de Barcelona de F-2 de 1968, en Montjuïc, con apenas 8 años de edad, tuve clarísimo que yo tenía que ser piloto de carreras”. En realidad, Domingo consiguió su objetivo, ya que en la primera mitad de los años 80 participó en una cincuentena de competiciones, primero con un Seat 127, luego con un Talbot Samba Rallye y finalmente con un Renault 5 GT Turbo, coche con el que tomó consciencia de que iba a ser muy difícil hacer frente a la escalada de costes que requiere una continuada actividad competitiva al volante.
Sigue Josep Domingo: “ver que mi futuro profesional no estaría tras el volante no significó en absoluto que la afición decreciera, al contrario, siempre estuvo latente y en el año 2003, 17 años después de mi retirada como piloto, estuve como participante en las 24 horas de Barcelona y en los años 2009, 2010 y 2011 participé en algunas carreras de clásicos, entre las que guardo un gran recuerdo del G.P. Histórico de Pau, en el que tomé parte con un precioso BMW 3.0 CSi de 1973. Y justo después, por fortuna, pude canalizar mi pasión con otra actividad que también me apasiona y me da muchas satisfacciones: la pintura. El dibujo siempre se me dio bien y fue dibujando donde pude comprobar que podía plasmar en papel ciertos momentos concretos del automovilismo que yo recordaba con nostalgia, algunos no necesariamente vividos por mi, pero sí presentes en mis recuerdos por haberlos visto ojeando revistas o libros, o simplemente recreados en mi mente. Del dibujo pasé a la acuarela y a continuación al óleo, donde me encuentro muy a gusto y es la técnica que más me satisface por la textura y porque permite tomarme mi tiempo en la realización de las obras”.
“A menudo se me pregunta cual es el motivo por el cual elijo lo que pinto. La respuesta no es sencilla porque responde a muchos parámetros que en un momento dado me motivan a iniciar una obra concreta. Indudablemente la elección siempre responde, en un ciento por ciento, a las sensaciones que me produce un recuerdo muy potente. A veces es sobre alguna imagen que retengo poderosamente en mi mente, otras una situación de carrera que me agradó mucho en su día. Un ejemplo podría ser la obra ‘Flat Out’, en la que se ve en el antiguo Spa la batalla entre el BRM de Pedro Rodríguez y el March de Chris Amon. Ambos son dos de mis pilotos más admirados y ese óleo lo creé únicamente con recuerdos personales, basando la obra en la originalidad de la situación en que se encuentran los monoplazas”.
“Lo que sí realizo previamente al inicio de una pintura, e incluso cuando estoy trabajando en ella, es una gran labor de documentación. Mi mesa de trabajo parece la de un personaje desordenado por la gran cantidad de libros, revistas, fotografías o documentos de todo tipo que me ayudan a plasmar aquel detalle que considero esencial para mostrar lo que quiero. El máximo reto son las letras, los 'stickers' de los coches o las publicidades de los circuitos, también los espectadores, pues ofrecer variados rasgos personales es todo un desafío que me ocupa mucho tiempo”.
“Siempre suelo trabajar con instantáneas de situaciones que me transportan a un pasado que recuerdo vivamente, pero no por ello dejo de hacer obras con motivos actuales. La más destacada, en este aspecto, es la tela de 93 x 73 del Ferrari 499 P que ganó las pasadas 24 horas de Le Mans, un coche que por lo que consiguió ya forma parte de la historia del automovilismo, una obra que, por cierto, está gustando mucho a los visitantes de la exposición”.
En la exposición de DME GT Club, Josep Domingo presenta su última realización, un espectacular instante en pleno tramo cronometrado del Lancia Delta S4 de Henri Toivonen y Sergio Cresto, camino de la victoria en el Rallye Monte-Carlo de 1986, la última victoria del desaparecido tándem: “aunque el grueso de mi obra lo forman escenas de circuito, no olvido los rallyes, me gustan, son parte de mi pasión. La imagen de un grupo B en un Monte-Carlo nevado es un motivo muy potente, pero también le tengo gran estima al lienzo en el que muestro a un Saab 96 V4 compitiendo en el Rally Suecia de 1970. Pictóricamente, la nieve da mucho juego y nos transporta a todos los aficionados a la época dorada de los rallyes”.
Josep Domingo Santamaría también tiene obra escrita, que en su momento logró gran notoriedad. En el libro “The Eternity Grand Prix” (2017) el autor reúne, como protagonistas de la novela, una gran cantidad de pilotos de todas las épocas, ya fallecidos, que por virtud de su pluma pueden competir juntos en los más importantes circuitos del mundo. Una obra, disponible en formato ebook en Amazon, que habla de un deporte de caballeros, de Gentlemen Drivers, gente apasionada y especial que recuerdan en el más allá todo lo que supieron hacer en vida.
¿Habrá una segunda parte de “The Eternity Grand Prix”?, “sí, la habrá, pero no sé cuándo verá la luz, quiero que la segunda parte enlace con la primera de un modo natural y, además, empezando en el circuito de Montjuïc, lo que significa que debe establecer una trama atractiva dado que el lector conocerá muchos detalles que le pueden haber marcado en su juventud”. Precisamente una de las pinturas que presenta en la exposición de DME GT Club, titulada “Eternity Grand Prix”, es un compendio de lo que relata el libro, reuniendo junto a un Ferrari 555 Super Squalo a personajes tan variados como Gilles Villeneuve, Enzo Ferrari, Eugenio Castellotti, Hedy Lamarr, Jim Clark, Tazio Nuvolari y Juan Manuel Fangio.
Josep Domingo Santamaría, 63 años, tiene por delante una prometedora carrera artística con una diversidad de facetas que lo hace ser muy singular. Con los pinceles o con la pluma, “Sunday”, como se le conoce, seguirá ofreciéndonos lo mejor de su sensibilidad y manera de entender el fantástico deporte del automóvil.
Exposición de pinturas de Josep Domingo
Hasta el 22 de marzo de 2024
DME GT Club
Carrer del Dr. Aiguader, 5-7
08003 Barcelona