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El departamento técnico del equipo aprovechó un vacío legal en el reglamento para incorporar un doble difusor en el monoplaza

La escudería británica debutó en el Mundial de Fórmula 1 con un 1-2 en el circuito semiurbano de Albert Park. Jenson Button y Rubens Barrichello, los pilotos protagonistas de la hazaña.

Una libra esterlina. Por ese precio, Ross Brawn adquirió un equipo que, en sola una temporada, convertiría en campeón del mundo de Fórmula 1. El ingeniero británico, junto a Pat Fry, compró a Honda la escudería que había representado a la firma nipona hasta el 2008. La crisis económica apretó al fabricante asiático. La decisión que tomaron desde Japón fue la de abandonar la máxima disciplina del automovilismo para contener el impacto de ese periodo de recesión. La persona que fuera una pieza fundamental en los éxitos de Michael Schumacher, tanto en Benetton como en Ferrari, aprovechó la oportunidad y, en un plazo de tiempo récord, dio forma a Brawn GP.

Con sede en Brackley, la nueva formación tomó una buena parte del personal con el que Honda había competido en las campañas anteriores. Ellos mismos asumieron todas las partes correspondientes al desarrollo de un bólido. El único elemento externo que montaba el denominado BGP001 era el motor, procedente del cuartel general de Mercedes. Sin apenas patrocinadores, se presentaron en el Gran Premio de Australia con Jenson Button y Rubens Barrichello como pilotos. Enfrente, una notable cantidad de constructores en busca del mayor éxito deportivo: Ferrari, McLaren, Renault, BMW, Toyota... Ninguna de esas marcas sería capaz de imaginar las cotas tan altas a las que Brawn GP llegaría.

En la sesión de clasificación sobre el trazado semiurbano de Albert Park, los BGP001 avisaron de su potencial. Button y Barrichello se adueñaron de la primera fila de la parrilla. El monoplaza funcionaba a una vuelta, pero todavía había que descubrir su rendimiento durante una carrera y sus más de trescientos kilómetros de distancia. Ya en esas condiciones, también entraba en juego el factor fiabilidad. Los integrantes de Brawn GP no habían dispuesto de demasiado tiempo para realizar pruebas. En aquellos años, la normativa de los test era mucho más abierta que la que rige la Fórmula 1 actual. Los equipos tenían, prácticamente, barra libre. Nada de tres días de rodaje con ocho horas cada uno.

El domingo 29 de marzo llegó y confirmó la superioridad de la estructura liderada por Ross Brawn. El doble difusor maximizó las prestaciones de un BGP001 que dominó la cita australiana desde la primera hasta la última vuelta. Button realizó la salida perfecta y, a los tres pasos por meta, ya endosaba 4.4" al Red Bull de Sebastian Vettel. El británico, que había partido con 7 kilos más de combustible que el alemán, mantuvo su ventaja en esa frontera cercana a los cinco segundos. Pero tuvo que empezar el trabajo de nuevo. La entrada del coche de seguridad en la vuelta 19 a raíz de un accidente de Kazuki Nakajima (Williams) borró la renta que Jenson se había labrado sobre su inmediato perseguidor.

La reanudación de la carrera metió en problemas a Button. Nada más marcharse el safety car, bloqueó su neumático delantero izquierdo en la frenada para la curva 15, acción que provocó un plano. Esto derivó en unas vibraciones que le acompañaron hasta su segunda parada. Aparte de eso, Jenson tampoco encontró la forma de llevar calor a sus ruedas, que perdieron presión hasta hacer que el fondo del monoplaza chocará con el asfalto mucho más de lo normal. A pesar de esos contratiempos, mantuvo la batuta de mando con un margen superior a los 5". Y, cuando fue el turno de realizar el último paso por el pit-lane, enfrentó otro percance, el de una pistola que retrasó su pit-stop más allá de los 13".

La superioridad del BGP001 era de tal calibre que Button regresó a la pista en la misma posición en que la había abandonado, primero. Vettel le presionaba más de cerca en ese stint final, en el que también le informaron de la amenaza de un Robert Kubica que volaba con su BMW. Jenson los mantuvo a raya y quedó liberado del germano y del polaco, que acabaron en el muro tras tocarse a tres vueltas de la bandera a cuadros. El coche de seguridad volvió a entrar en escena... y Barrichello ascendió al segundo puesto. El brasileño, autor de una malísima salida en la que cayó hasta el séptimo lugar, coleccionó toques en la fase inicial de la carrera. Tantos que debió cambiar su alerón delantero.

Los dos Brawn GP circularon detrás de un safety car que no se marchó hasta la última vuelta, en la que Button y Barrichello terminaron de asegurar un doblete que sorprendió al mundo. Ese resultado cimentó un 2009 de ensueño para la escuadra de Gran Bretaña. Aunque presentaron carencias en el programa de desarrollo de su monoplaza, los puntos que obtuvieron en la primera mitad del año les reportaron lo suficiente para celebrar los títulos de Pilotos y Constructores al término del curso. Así comenzó la historia de un equipo que, en su única temporada, alcanzó la gloria mundial.