Agosto, 2022
Mi objetivo siempre fue ser piloto profesional, y tuve la suerte de empezar de muy joven. En mis primeros años conseguí compaginar mi trabajo, en un centro de investigación y desarrollo de Seat, con la competición. Esta experiencia laboral me ayudó a obtener muchos conocimientos, sobre todo a nivel de desarrollo y puesta a punto de los coches, algo que sin duda alguna me ha servido a lo largo de toda mi carrera.
Mis primeros pinitos fueron como copiloto en el certamen de Cataluña con un Seat 127, y luego me metí de lleno en la Copa Seat Marbella de la mano de mi hermano Javier como copiloto. Poder disfrutar de esa primera experiencia con mi hermano fue algo muy bonito, éramos jóvenes y nos lo pasábamos muy bien, es más, mi hermano tenía que participar con la autorización paterna para poder tener la licencia. Seat confió en nosotros para conducir un VW Golf GTI Gr.A tras lograr nuestro primer título en 1991, y la verdad es que no nos fue nada mal, ya que conseguimos el título de 2RM en el Campeonato de España de Tierra.
A partir del año 1993, Seat no pudo ofrecerme nada porque no iban a participar en el Campeonato de España de Rallyes, así que me puse en busca de un programa nuevo, ya que yo tenía muy claro desde el primer momento en que me subí a un coche que eso era lo que quería hacer en mi vida. Tuve que dar un giro radical a mi carrera y me metí en el Desafío Peugeot, pasé de la tierra al asfalto, y al ser algo nuevo me costó bastante adaptarme a ello, no solo al coche, sino también a la competición.
Durante dos años hice muy pocas carreras por culpa del presupuesto, pero finalmente, con la ayuda de Ricardo Vidal y AR Vidal Racing, en 1995 pudimos poner a punto el coche y llegar a un acuerdo para correr. Ese año lo planteamos de tal manera desde la primera carrera que nos hizo ganar el Desafío, lo que te permitía entrar en el equipo oficial de Peugeot. Esto me dio la oportunidad de competir en el Campeonato de España al año siguiente con un 106 Rallye Grupo A, coche que daba muy buenas sensaciones, aunque no tenía mucha potencia, pero era divertido de conducir e hicimos muy buena temporada. Con Peugeot también tuve la oportunidad de conducir un 306 Grupo A en el Mundial de Rallyes, pero no tuvimos mucha suerte. Después de mi paso por el asfalto volví a la tierra, también con Vidal, aunque los recorridos por asfalto no los llegué a dejar.
En 1997 competí en el Rallye de Madrid bajo la cobertura de la noche de la capital con el Peugeot 306 Maxi, que era la segunda unidad del equipo, mientras que la primera la llevaba Jaime Azcona, y con esto llegué a descubrir lo que era un Kit Car. Gracias a esta carrera me ficharon para el año siguiente como primer piloto de la marca para pilotar con el 306 Maxi, un coche bastante rápido que me permitió estar al máximo nivel.
Paralelamente a esto, nunca dejé de lado la tierra y estuve en algunos proyectos con Peugeot Mavisa. En 2002 me volvieron a fichar como primer piloto de Peugeot para desarrollar el 206 S1600, el cual era un coche muy bonito, pero no era nada rápido en la categoría. Después de esto corrí en Catalunya Motor con un Seat León de Grupo N, quedando subcampeones absolutos, y seguí en tierra con Mitsubishi y Ricardo Vidal, pero lo acabé dejando.
Tras un parón por falta de programa, y gracias a la Universidad Católica de Ávila, pude ayudarles a correr con el Peugeot 309 GTi 16V. En este caso corrimos durante dos años en un programa muy bonito e interesante de cara a que los jóvenes futuros ingenieros pudiesen hacer prácticas en carrera, y aunque en un primer momento no era un coche rápido, pudimos desarrollarlo, haciendo que ganásemos una carrera.
Como piloto, siempre quieres ponerte de nuevo el casco, y en mi caso es algo que no descarto a día de hoy. Actualmente, lo que hago está relacionado con el mundo del motor, estoy en el departamento comercial de Cupra, con un proyecto muy interesante, aunque sí que es verdad que echo de menos que la marca estuviese algo más relacionada con los rallyes, ya que sus actividades deportivas se centran en circuitos y en la Extreme E, donde participan al máximo nivel. Competir es algo que no se olvida y siempre estaré dispuesto a volver. En las carreras a mí me gusta darlo todo, ir al 100%, participar en una competición única y exclusivamente por diversión no va conmigo, si no voy con mentalidad de ganar, no compito.
No solo se convirtió en mi forma de vida, sino que también me ha ayudado a conocer a mucha gente con la que a día de hoy sigo teniendo muy buena relación. Un ejemplo de esto es Borja Rozada, con quien mantengo una muy buena amistad tras correr junto a él con el S1600, y es que hacíamos un gran tándem en cada trazado. La vida de piloto pasa muy deprisa, en mi caso, empecé muy joven y en un período muy corto de tiempo ya estaba corriendo con una marca, y creo que es muy importante que se den oportunidades a los jóvenes pilotos. En España tenemos grandes talentos que por problemas económicos no pueden llegar a desarrollarse a un máximo nivel.
Nº 1774 (Agosto, 2022)
Manuel Muniente
*Las opiniones expresadas en esta columna son personales y no reflejan necesariamente la línea editorial de la revista.